sábado, 8 de agosto de 2009

Alegría

Llegué por el dolor a la alegría.

Supe por el dolor que el alma existe.

Por el dolor, allá en mi reino triste,

un misterioso sol amanecía.

Era la alegría la mañana fría

y el viento loco y cálido que embiste.

(Alma que verdes primaveras viste

maravillosamente se rompía.)

Así la siento más. Al cielo apunto

y me responde cuando le pregunto

con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza

ruego por el que he sido en la tristeza

a las divinidades de la vida.

José Hierro